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Foto del escritorMónica Cué

¿DEJAMOS DE SER VISIBLES A CIERTA EDAD?

Por Mónica Cué

Lo terrible de envejecer es que se ve físicamente el paso de los años, pero dentro de nosotros, sentimos que seguimos siendo los mismos de siempre.


Y es que la edad biológica puede ser abismalmente diferente a la edad cronológica. Contra el tiempo y el número no podemos hacer nada, pero a favor del estado general de los órganos, el cuerpo, el cerebro y las emociones, sí que podemos. Y lo podemos revertir con nuestro estilo de vida y nuestras elecciones.


Cuando cruzamos la barrera de los 30 es que la gente te empieza a decir “uy ya estás vieja” Si compramos esa idea a los 30 ¿Qué nos espera? ¿Cuántos años vamos a ser viejas entonces? Ahí empiezan las creencias limitantes, los estigmas sociales y depende de nosotras creerlos y caer en ellos o no.


Si que es verdad que el tiempo corre sin freno y entonces llegan los 35, los 40, se acercan los 50 y nos cuestionamos infinidad de cosas, pero además de cuestionarnos, nos confronta porque empezamos a ver y sentir físicamente los cambios ¡Estamos ahí! de esa no nos salvamos. Todas, absolutamente todas hemos de pasar por ahí.


La perimenopausia llega entre los 35 y los 50 años. Yo la entiendo como la antesala hacia muchos otros cambios, hacia una nueva etapa, hacia la pérdida de la fertilidad y el cambio de mentalidad. Es ahí donde hay que empezar a prepararse para llegar a la menopausia en mejor estado. Las decisiones que tomemos en esta etapa y la calidad de nuestros pensamientos, serán determinantes para cuando lleguen todos los cambios más drásticos que nos afectan física, mental y emocionalmente.


Empecemos a construir nuestro futuro y el cómo vamos a vivir los efectos de la menopausia. Empiezo por decir que la dieta es clave, pero también eso hay que hacerlo con sentido común, en esta etapa, perdemos masa muscular, tenemos huesos más débiles, corazón y cerebro vulnerables, tenemos mayor resistencia a la insulina, más inflamación, mayor acumulación de grasa abdominal, deterioro cognitivo (falta de memoria momentánea) y desprotección cardiovascular entre muchos otros; por eso, hay que cambiar hábitos y no hacer dietas drásticas, restrictivas y prohibitivas; hay que darle información adecuada al metabolismo y dejar de darle al cerebro señales confusas que terminarán por enfermar el cuerpo obligando a ciertos órganos a sobre operar y suplir funciones que no precisamente le corresponden. Hay que hacer una dieta equilibrada que podamos sostener en el tiempo, una dieta que nos de paz y que nos ayude a construir nuestra salud metabólica. Y esto, se traduce a un estilo de vida saludable empezando por la alimentación.


Busquemos con la dieta reducir la inflamación. Hacer esto; te preparará para llevar una mejor menopausia, tener menos inflamación tiene como consecuencia por lo tanto menor oxidación y mejor funcionamiento de todos los órganos, controlar los niveles de insulina también promueve la salud en general, la salud del cerebro, de nuestras hormonas y nuestras células. Apostemos a la prevención y busquemos vivir lo que nos quede de vida con energía, lucidez y salud dentro de lo posible. No le dejemos todo el trabajo al tiempo.


Pero esto será sólóo el principio porque somos seres multidimensionales así que al igual que la alimentación, intervienen las emociones, la relación con el entorno, las relaciones interpersonales, el medio ambiente, la forma en que nos hablamos, el cómo nos dirigimos a los demás y a nosotras mismas, pero también son claves la actitud y los pensamientos. Mantenerte activa física e intelectualmente, encontrar el balance, cuidar el cuerpo, la mente, las emociones, tener sana convivencia con personas, tratar de vivir y disfrutar suena agotador, porque claramente todo esto requiere energía, pero no gestionarlo adecuadamente, trae consigo factores determinantes y aceleradores del envejecimiento.


Así que... Busca emociones positivas, cuídate y procúrate ¿Para qué quieres alargar tu expectativa de vida si no estás tú misma en tus prioridades, si no lo disfrutas, si no eres feliz, si no tienes sentido de comunidad con tus personas? Básicamente si no estás cómoda en tu propia piel.


Cuestionemos los paradigmas sobre la madurez. La edad, representa pérdidas y renuncias claro que sí, pero también crecimiento, experiencia y sobre todo claridad de vida que se trasforma en paz.


Asertividad es lo que necesitamos tener como aliada en nuestra vida y eso también muestra madurez. Entonces, cambiemos la mentalidad y la perspectiva. No vamos en picada ni estamos en decadencia, los años traen consigo infinidad de lecciones de vida que hay que ver.


Ahora, la pregunta es… ¿Primero envejecemos y luego bajan las hormonas; o… porque bajan las hormonas es entonces que envejecemos?


Y la respuesta es que la culpa de todo no es de las hormonas. Las hormonas sí que influyen como parte de un todo en nuestro organismo y en nuestro bienestar, pero no determinan nuestro futuro ni nuestro comportamiento. Soy yo la que tengo la responsabilidad sobre mis acciones aunque la influencia de las hormonas me lo ponga difícil muchas veces. La actitud que tienes es la que eliges tener. Ni las hormonas ni la genética son las completas responsables de envejecer bonito o no.


Pasamos más de la mitad de nuestra vida en menopausia (durante todos los años de la niñez y después en la edad madura) realmente es solamente una porción de la vida la que marca el periodo fértil; entonces… ¿Por qué tanto drama? ¿Lo de antes y lo de después no cuenta? ¿Sólo esa porción de vida es la que para tí vale? En la pubertad, cambiamos de piel dejando atrás a la niña que fuimos, en la peri y menopausia, cambiamos de piel para darle importancia al presente y disfrutar el hoy con miras al futuro desde lo que construimos en el pasado, entonces dejate de dramas y ¡Aprovéchalo a tu favor!


Y ahí viene entonces la otra pregunta:

¿Dejamos de ser visibles en esta edad? ¡Claro que no! Estamos en la mejor etapa de la vida, o por lo menos yo así lo siento.


Ni dejamos de importar, ni nos volvemos invisibles. Vamos guapas, seguras, liberadas, maduras, claras, atractivas y con ganas; con ganas de vivir, con ganas de estar bien, de vernos y sentirnos bien, con ganas de disfrutar, con la selección que hemos hecho de personas que nos rodean, con ganas de estar presentes en todos los sentidos, con ganas de cuidarnos y encontrar el equilibrio. ¿De verdad creen que cuando mejor nos encontramos nos volvemos invisibles?


Es verdad que la mentalidad social empieza a cambiar a ser “incluyente” ante la diversidad y los diferentes grupos, pero el problema con la edad es que ésta no se toma en cuenta dentro de estos grupos que son “incluyentes” pero no integran; así que ¡empecemos nosotras! vemos publicidad llena de jovencitas, anuncios de productos con personas mayores o dirigidos a ellos, pero se muestran sin arrugas, sin flacidez y todas metiendo barriga, súper atléticas, sonrientes y con cuerpazo; mercadeo de productos para piel madura en manos de pieles jóvenes y así infinidad de ejemplos. Si que es verdad que nuestra responsabilidad es el ejemplo y apelar al espejo, a las historias que aportan, a las campañas que muestran la realidad y apostar por los aprendizajes que nos da la edad dentro de una realidad clara, pero alguien tiene que empezar a cambiar eso. Acompañemos, aceptemos los años sin pena ni juicio, vivamos con ilusión cada etapa que se disfruta en presente y marquemos una diferencia que se haga notar desde la propia aceptación.


¿Cuánto más tiempo necesitas para darte cuenta que nada volverá a ser como antes? Y no solamente las cosas, en realidad nada volverá a ser como antes; tu cuerpo, tu mente, tu entorno, tus habilidades, tus gustos, tu actividad diaria, tus amistades y hasta tu manera de abordar los problemas o disfrutar la vida cambia. Entonces… Deja de añorar a la persona que fuiste y abraza a la que tienes frente al espejo. Este es el momento ideal para lograr una mejor calidad de vida, como dije antes, pasamos la mitad de la vida en un periodo de menopausia, por eso, nunca es demasiado tarde para tomar decisiones, para tener una mejor calidad de vida y elegir envejecer bonito, hay que tomar esas decisiones hoy, hay que informarse, hay que tomar medidas y actuar; hay que volvernos proactivas en nuestra salud, observar, escuchar a nuestro cuerpo y actuar de manera realista como adultos responsables sobre nosotras mismas y así poder decidir lo mejor para nuestro propio futuro. Por ejemplo: Los doctores claramente serán pieza clave y tomarán la mejor decisión en cuanto a un tratamiento si es que en su momento lo necesitamos, pero en los pocos minutos de una consulta, no les es suficiente para poder ver la película personal completa de cada paciente; por eso, hay que llegar en avanzada y con la tarea hecha, con preguntas y hechos claros desde la autoobservación, así, poder encontrar en mancuerna la mejor solución para nosotros. Tenemos que cambiar y no dejar toda la responsabilidad o la culpa de nuestra salud en manos de otros, ni lo doctores, ni las hormonas, ni el tiempo. Somos nosotros los responsables y quienes lo vivimos, disfrutamos o padecemos ¡Ayudemonos para ser ayudados!


Siento que en el momento que dejas de arreglarte, dejaste de respetarte. Y con arreglarte me refiero de dentro hacia afuera, arreglar tus emociones, arreglar tu entorno, arreglar tu cuerpo, arreglar tu mente, tus relaciones, tu actitud y tu salud. Finalmente, resulta que dedicar tiempo a uno mismo, nunca será desperdiciarlo. Propongamos restaurarnos, tomar el aprendizaje, aportemos valor a nuestras imperfecciones y elevemos así nuestro valor como personas únicas.


Desde mi perspectiva, uno de los aprendizajes de vida más grandes y valiosos que puedes tener es el conocerte a tí misma, el saber cómo, por qué y hacia dónde, tener claro dónde estás parada y tener el poder de elegir quien te acompañe en el camino. Se vale cambiar de gustos, de rumbo, de pasiones, de círculo o de intereses pero la esencia como persona no cambia y esa es la que te mantiene en claridad de mente para ser y hacer.


Mientras más claros estamos con nosotros mismos, con nuestra esencia, con nuestro propósito… más cómodos estamos en nuestra propia piel, vivimos más plenos, más conscientes, seguros y también más tranquilos.


Aprovecha todos los aprendizajes que trae la edad y disfruta lo que tienes en presente en lugar de pasar añorando lo que fué. La culpa se la puedes achacar a cualquier cosa, al tiempo, a la madurez, a tu dura vida, al pasado, a la evolución, a las hormonas, a los años… No importa el pretexto que busques, tu realidad es hoy, hoy eres la versión más jóven del resto de tu vida, hoy estás en tu mejor momento por el simple hecho de estar. Así que enfrenta lo que tengas que enfrentar, resuélvete, acéptate en presente y vive en consecuencia.


Toma el control sobre tí y haz lo que haga falta para estar bien y contenta ¡No te estanques! No te claves en pensamientos limitantes porque la vida no se va al morir, la vida se va cuando dejamos de querer vivirla.


©Mónica Cué



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