LA GENTE NO SE SABE GUARDAR NADA.
- Mónica Cué
- 28 nov 2023
- 4 Min. de lectura
Por Mónica Cué

La gente no se guarda nada. Y no se si lo hacen por convivir, por demostrar algo, por sentirse conocedores, porque hacer juicios sobre los demás es su deporte o simplemente porque no puede quedarse callada; tampoco se si lo hacen con buena o mala intención.
Siendo sinceros, nadie nos dice nada que en el fondo no sepamos ¡Todos tenemos un espejo en casa! Y las opiniones no pedidas y con trasfondo salen sobrando.
Dejemos de lado las frases que se refieren al físico de alguien más -¿Hace cuántos kilos no te veo?... ¿Sabes si estoy pasando por un mal momento emocional?; -¡Que bien te veo ahora que estás más delgado! ¿Estás seguro que no tengo un problema de salud?, -¡Wow! Ahora sí que estás quedándote pelón, ¿Sabes si es algo que realmente afecta mi autoestima?, -¡Y mira que ya peinas canas!, ¿conoces mis inseguridades? El caso es que si eres de ésta u otra forma; que si esto, que si lo otro diestra y siniestra sin filtro ni recato ¿Por qué no enfocarse y limitarse a hablar sin adjetivos peyorativos? Si hay algo que aportar o sobre lo cual bromear, hacerlo sin burlas, sin etiquetas, ni juicios.
No conozco el fondo de sus palabras ni lo que entre líneas pretenden decir con tantos comentarios que traen curva y fondo como cualquiera de los anteriores u otros "Con buena intención" tipo: -¡Es que como te estás pareciendo a tu mamá! No dudo que para muchas personas eso quede lejos de ser un piropo, pero sin importar desde dónde hagan ese comentario, para mí es un halago. Mi mamá, además de guapa y arreglada, es buena persona, amorosa e incapaz de hacer daño voluntariamente a nadie. Personalmente no creo caer exactamente en esa descripción, es verdad que tengo lo mío bueno y también malo, pero la realidad es que al decirme que me parezco a ella… Si me lo dicen por el físico me honra y si me lo dicen por la forma de ser, también. Así que, fuerte y claro digo que con ser la segunda mejor mamá del mundo estoy bien (y digo la segunda porque la primera ha sido siempre la mía) Lo intento lo mejor que puedo y sepan que si me dicen que me parezco a ella será siempre un honor.
Al final, tenemos que tener claro que a las únicas personas a las que genuinamente les emociona que te vaya mejor que a ellos es a tus padres. Es a ellos a quienes realmente importas, quienes se alegran por ti sin envidias, sin competencia, quienes sin importar la edad que tengas se preocupan por tí, te intentan cuidar, dar apoyo y contención, pero además lo hacen orgullosos y sin esperar nada a cambio más que verte bien. Es verdad también que hay excepciones y quienes tienen una relación complicada con sus padres no pensarán lo mismo, pero la generalidad es así. Entonces, no acepto comentarios filosos de nadie, me dejo de historias y abrazo mi raíz, mi físico y mi ser.
Entiendo que cada uno tiene su historia y desde ahí habla, desde ahí critica y “participa” sintiéndose con el derecho a opinar de cualquier cosa, sobre cualquier cuerpo, cualquier familia y cualquier vida tras el escudo de: -“Pero te lo digo porque te quiero” Es su mejor argumento ¿Que forma más rara de mostrar que me quieres? Opinando sobre mí, resolviendo mi físico, mi familia y mi vida, cuando no tienes la tuya precisamente resuelta y tu familia dista mucho de ser el modelo a seguir. Además… ¿Quién te ha dicho que necesito tu gran consejo y valiosa opinión?, ¿quién te dijo que tu percepción es importante para mí, que lo voy a agradecer y a tomar en cuenta?, ¿por qué sentirías que tienes el derecho de decir abiertamente lo que piensas sobre mi vida? Creo poder asegurar que a todos nos molesta la gente que lo hace ¿Cierto?
Pareciera que me muestro enojada con estas palabras, pero todos en algún momento lo hemos pensado así cuando nos lo dicen o se meten en nuestra vida sin invitación. Entonces… Empecemos por no ser nosotros esa persona molesta, reconozco que alguna vez yo lo he sido, reconozco que a veces me voy de boca y que he hablado sin pensar, pero la verdad es que ¡Eso cae fatal!
Por favor, no nos quedemos en lo que hemos sido en pasado, siempre podemos corregir e ir para adelante que de eso se trata el ser mejores; seamos empáticos, respetemos la imagen de cada quien, la vida de cada quien y el manejo personal o familiar de cada quien.
Creanme, todos tenemos un espejo en casa, todos nos hemos mirado en él y conocemos perfectamente nuestro reflejo, conocemos los defectos físicos que tenemos, los traumas e inseguridades que tenemos, los parecidos que tenemos y las áreas de aprovechamiento también. No necesitamos a quien nos lo recuerde cada vez que nos ve por muy sincero que quiera parecer, por muy objetivo que le parezca decirlo, por la confianza o el cariño que dice tener, por convivir o por sentirse con el derecho de no guardarse nada simplemente por ser ellos. Entiendan que la familia de los demás, la vida y las decisiones de otros, no son un circo, no necesitan espectadores, voceros ni prensa.
Entonces, propongo apelar a la regla del minuto; si te digo que tienes algo en el diente, lo puedes resolver en un minuto; si tu pantalón se manchó, lo puedes remediar en un minuto; si dijiste algo inapropiado, puedes ofrecer disculpas en un minuto… Pero si lo que vas a decir no tiene solución en ese lapso de tiempo ¡Cállate! Hagamos lo mejor que podemos por estar bien nosotros, por mejorar nosotros y enfocarnos en resolver nuestra propia vida.
De verdad, no es necesario ser desagradables, intentemos solucionar o manejar lo que ya sabemos y tratar de estar en armonía sin necesidad de interferir en la vida de nadie ¡Cada uno a lo suyo!
Registro de Propiedad Intelectual ©Mónica Cué
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