Por Mónica Cué
Ser uno mismo es de cierta forma una paradoja porque finalmente uno no busca ser uno mismo, uno simplemente ES. “Ser uno mismo” es, pero también es el reflejo de dónde venimos y hacia dónde vamos. Somos lo que evolucionamos, lo que vivimos y lo que esperamos, somos parte de las personas que elegimos en nuestra vida, somos las decisiones que tomamos y las consecuencias de lo hecho.
No somos en participio, somos en gerundio porque estamos siendo, nos estamos haciendo, formando, construyendo y transformando cada día.
Al final, yo soy tú y tú eres yo, porque lo que soy se ha ido construyendo con las vivencias y experiencias que me han aportado otras personas. Todos empezamos con las herramientas que nos dieron nuestros padres, con nuestro entorno familiar, los aprendizajes que nos ha dado el descubrir con otros y en los otros, nos hemos formado con la educación que hemos recibido, los valores, las vivencias, las amistades, la pareja, el trabajo, el contacto con el entorno, las experiencias, los aciertos y también las equivocaciones. Entonces, yo soy y puedo ser gracias a los demás y a partir de ahí existo como soy hoy y solamente hoy.
Todos los días crecemos un poquito más y cambiamos la visión de nuestro ser. Todos los días nos moldeamos y evolucionamos de pensamiento, nos cambian las circunstancias, nos determinan las decisiones y consecuencias, Entonces, más bien soy en esencia. Por ello, la imporatncia de vivir en congruencia con nosotros y no para obtener poder camaleónico ante las circunstancias momentáneas. Con esto, lo que se consigue es ponernos vulnerables con tal de pertenecer, encajar con alguien, en algún lado con alguna idea o con cualquier corriente.
No pierdas tiempo en sentirse inadecuado, ni pretendas dejar ser para pertenecer. Eso sería traicionarte a tí, nunca te desdibujes para que otros brillen, de la misma manera que nunca apagues a otros para brillar tú. Cada uno respeta su esencia; códigos con base en el respeto y acuerdos claros pero sin pasar nunca por encima de tí mismo.
Que nadie te haga sentir menos de lo que tú eres, que nadie te haga dudar de tí, de tus capacidades y mucho menos que te hagan dudar o te lleven a tener un concepto de ti equivocado sólo porque lo dicta la “normalidad”, ¡Tú eres quien eres! Descubre y valora todo eso que te diferencia del resto. Ese es tu superpoder, detéctalo y utilízalo a tu favor pero también encuentra tus áreas de aprovechamiento y mejorarlas para que tu convivencia con el entorno sea más armónica. Cada uno deberá hacer lo propio.
Tú no eres lo que los otros creen que deberías ser. Ubícate en tu realidad, tú eres y ofreces lo mejor que puedes (realmente esfuérzate en que sea lo mejor que puedes), cuando te encuentras cómodo en tu ser y te aceptas así no le has fallado a nadie. Entonces, ¿qué es en realidad ser uno mismo? ¿a quién complementa?, ¿a quién satisface?, ¿con las expectativas de quién cumple? Ser uno mismo no es sinónimo de no encajar, ser burdo, extremadamente directo o de grosería; más bien, es sinónimo de no traicionarse desde lo personal y en presente pero con educación y respeto. No traicionar tus valores, tus creencias, no cambiar tu comportamiento de acuerdo a las circunstancias o las personas alrededor. Ser uno mismo es SER hoy y sólo hoy lo mejor que podemos con lo que traemos de forma transparente y congruente, pero pensando que vamos hacia la evolución con apertura al crecimiento de pensamiento y enriquecimiento personal.
El yo de siempre no existe, ese es utópico; existe un yo en el presente pero es potencial a la evolución, por eso digo que estamos siendo en gerundio; entonces, ya que el verdadero yo evoluciona a cada momento y con cada vivencia presente, pasada o futura. Cambiemos nuestro discurso por: vivir en y hacia la congruencia, el desarrollo personal y nuestro bienestar en presente con miras al futuro para encontrar así nuestra mejor versión todos los días en movimiento.
Mirando hacia atrás, puedo darme cuenta que estoy en otro lugar del que hace unos años pensé que estaría; pero, eso es parte del SER de hoy, ese lugar, aunque es diferente del planeado originalmente, también me hace ver que diferente me gusta, me abre los ojos hacia entender que tengo la capacidad de reubicarme, de transformarme, de reprogramarme y sin traicionarme, colocarme entonces donde quiero estar con quien quiero estar sin pretensiones de aparentar lo que no soy, ni vivir bajo los parámetros de alguien más. Dicho esto, me viene otra pregunta: ¿Quién es el dueño de la regla que mide “lo normal”? Cada uno tiene su propio parámetro, cada uno es y vive de acuerdo a sus experiencias, a sus creencias, a sus valores, a su estilo y a su forma.
Al final, entiendo que soy todo lo que he vivido, soy todo lo que me he equivocado, lo que he llorado, lo que me ha empujado y lo que me he esforzado. Soy las personas que han influido en mí y las que han sido partícipes en mi vida sin importar su tiempo de permanencia en ella, soy el amor que he dado pero también el que tan agradecida he recibido. Eso soy… La suma de todo eso.
Nuestra vida y por lo que se llama nuestra vida es porque tenemos la responsabilidad de vivirla nosotros y lo mismo pasa con nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestro ser, somos fruto de nuestras elecciones y somos nosotros los responsables de cuidarnos, construirnos y hacernos cargo de conseguir lo mejor de y para nosotros.
Ahí es que continúa el camino hacia el ser y seguir siendo.
© Mónica Cué
Reflexiones muy profundas de un mismo y de lo que debe ser
COMO BIEN DICES NOS VAMOS FORMANDO CON EL TIEMPO, LO ESENCIAL NO DEBE DE CAMIAR PERO SI MADURAR