Por Mónica Cué
¿Quién no ha oído hablar del YOLO? (You Only Live Once/ Sólo se vive una vez)
Vivir bajo esta bandera, me parece absurdo. Desde mi perspectiva no es que vivas una vez, más bien MUERES una vez. Vives muchos días hasta que entonces sí... Llega UN día en que todo se acaba. "El día de la muerte es sólo uno, los días de la vida no".
Entonces… la euforia desbordada por vivir, por hacer, estar y llevar al extremo la vida tropezada y sin consecuencias; actuar sin pensar, aventurarse sin conciencia porque “Sólo se vive una vez”... Me parece un sin sentido.
Y es que se confunde el "YOLO" de vivir al límite y en aventura constante, con vivir al máximo y en presente una vida consciente y plena; se confunde la euforia y la prisa, con disfrutar lo que se tiene, valorar y agradecer serenamente.
La vida no es una lista de cosas por hacer, se nos olvida lo distintos que podemos llegar a ser, actuar y pensar cada uno, y que sin importar la circunstancia, siempre se puede buscar la claridad de pensamiento, aprovechar más, ser más conscientes y disfrutar siendo los protagonistas de nuestra vida.
¿Alguna vez has intentado salir de tu zona de confort? Imagina que tienes que empezar de cero y te tienes que empezar a construir hoy ¿Cómo lo harías?, ¿elegirías las mismas cosas?, ¿te dedicarías profesionalmente a lo mismo?, ¿las resolverías o las afrontarías igual?, ¿estarías con la misma pareja?, ¿te llevarías con los mismos amigos?, ¿qué harías para conocer a nuevas personas?, ¿cómo cambiarías lo que no te parece? Claramente la madurez y la experiencia de hoy, no es la que tuviste en el momento de tomar esas decisiones, pero… Intenta el ejercicio como si fuera el primer día, con las herramientas que tienes hoy y más que tomar decisiones con las herramientas que sabemos que tenemos hoy, empecemos a buscar nuevas herramientas si es necesario.
A veces… se nos olvida lo libres que somos para tomar nuestras acciones como consecuencia de una decisión, frecuentemente somos nosotros quienes no nos damos permiso de realmente vivir porque estamos amarrados a cierto estilo de vida, a un trabajo, a una relación, a un círculo de “amistades”, a un ambiente determinado y de la misma manera a un sistema de pensamientos y creencias que muchas veces, con el afán de rebeldía; en lugar de detenerse para desde la serenidad pensar con claridad, tomar decisiones inteligentes y disfrutar realmente la vida bajo mis propios parámetros, por no tener el valor y conciencia plena… En lugar de apelar a la conciencia y decidir inteligentemente, se toman decisiones y acciones apresuradas bajo la bandera del YOLO ¡Que fácil salida!
Piénsenlo, es verdad que no hay que perder el tiempo, ni quedarse a ver la vida pasar, pero hay que darse el tiempo para nutrirse de cosas valiosas; valiosas para crecer, para conocerte, para disfrutar en dónde estás y con quién estás, pero con la realidad objetiva. Para mí, la conciencia y la congruencia son primordiales para tener claridad de pensamiento y entonces sí, ser protagonista, disfrutar mi vida y marcar mis propias pautas para seguir siendo y compartirlo.
Ahora… ¿Compartirlo? Con compartirlo me refiero a quien me acompaña de corazón y quien realmente importa. La exposición de la vida en redes sociales ha sido una bendición y una desgracia, nos conecta, pero nos saca de todo contexto, nubla la razón y resulta que se busca tomar la foto o dar el paseo no para el recuerdo, sino para exponerla y mostrarla al mundo. Se vale vivir sin necesidad de poner tu vida en las redes para que sea validada por los demás. Y es que por alguna razón hay quien piensa que si no lo expone, no pasó. Hay que actualizarse, sí, pero una cosa es estar vigente y otra es estar presente constantemente a libro abierto para todos, expuestos a la opinión y juicio.
Quiero estar presente pero consciente con todos los sentidos, segura de que soy yo la que elige y la que disfruta sin dejarme llevar por la corriente. Soy yo la que tengo la capacidad de compartir o guardar, de exponer o callar. Para mí, estar vigentes es más bien empaparse de lo que sucede, actualizarse y abrir la mente; saber exponer, pero también escuchar otras perspectivas y con madurez aprender y respetar. Actualizarse y estar vigentes, también es ampliar el criterio, no puedo odiar, ni amar lo que no entiendo o lo que no conozco.
Reconozcamos quienes somos y dejemos de vivir por impulso, analicemos lo que estamos haciendo, abraza tu euforia y tu luz, pero también tu quietud y tu sombra. Busca estabilidad mientras el mundo gira, encuentra calma y vive con serenidad. Con serenidad me refiero exactamente a lo contrario de las decisiones impulsivas y apresuradas sin realmente pensar a las que te orilla el YOLO; serenidad es estar contento con tu vida y en tu piel, pero con la capacidad de decidir con claridad para entonces disfrutar nuestra vida, plenamente y sin remordimiento. Dejar de lado la vida apresurada y entonces sentir, estar, vivir y convivir con todos los sentidos.
Ahora… Como lo único que sé, es que un día todo se va a terminar y más de un día he tenido para vivir; también es que más de un día espero seguir teniendo, así que como no es una certeza el cuándo, elijo hacer lo mejor de mis días viviéndolos, agradeciendo, valorando, disfrutando y conscientemente conociéndome para convertirme en mi mejor versión por un día.
Hoy y cada día que nos quede hasta llegar a ese UN único día en el que todo acabe. Actuemos con rectitud y pasión, con voluntad y consciencia. Intentemos vivir despedidos; en paz con todo y con todos, incluidos nosotros mismos. Es verdad que no podemos dejar nada pendiente, pero tampoco podemos hacerlo todo impulsiva, desmedida e inconscientemente sin consecuencias.
Registro de Propiedad Intelectual ©Mónica Cué
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