MI CUERPO, MI RELACIÓN A MÁS LARGO PLAZO.
- Mónica Cué
- 23 may 2023
- 5 Min. de lectura
Por Mónica Cué

Estamos bombardeados con expectativas y parámetros, nos ahogan tendencias, estereotipos, estándares y además vivimos en una sociedad en la que compramos todas esas ideas y nos subimos al tren del juicio y la opinión sobre el cuerpo o el aspecto ajeno. Todos caemos, todos queremos vernos bien, opinamos y pensamos que tener un cuerpo delgado es el reto máximo o que es el “ideal” del cuerpo estético. Ahí, se desencadenan infinidad de problemas no solamente físicos, arrastramos una problemática social que envuelve también problemas de salud.
La relación con nuestro cuerpo, es determinante para llevar una buena relación con la comida. El problema no es de las tendencias ni de la comida rápida, de la comodidad, del costo y de la facilidad de alcance; más bien la culpa es de la vida rápida, vivimos tan de prisa que no nos detenemos a pensar realmente en lo que comemos o lo que metemos a nuestro cuerpo, pero nos genera placer y luego remordimiento. Nos castigamos por darnos permiso, pero generamos compulsión y culpa. Muchas veces comemos porque sí, porque ya es hora, porque tengo prisa, porque es lo que hay, porque es el pretexto de convivencia o porque con el hambre cualquier cosa entra. Pero… ¿te lo cuestionas?¿planeas lo que comes? ¿Le echas ganitas para comer rico y saludable? ¿haces elecciones inteligentes?
Si partimos y entendemos como base que lo que comemos tiene más repercusiones en nosotros de lo que creemos tanto en el hoy como en el mañana… Entonces, ¿qué estamos esperando? No es tan difícil y no tenemos que seguir la moda o lo que marca la sociedad para hacer conciencia y cambiar hábitos, no tendrá que ser por cumplir estándares hasta de los que nos ponemos nosotros mismos. Que cada quien adopte lo propios.
Que mi cuerpo sea centro y no límite, que no se vuelva un motivo discapacitante para vivir. Deseo que todos logremos vernos; vernos sin importar la apariencia y que todos seamos parte de todos, pero sin etiquetas.
Cuando miramos nuestro cuerpo en el espejo, lo primero que vemos es lo que no nos gusta o lo que queremos cambiar, pero nos sorprenderíamos de saber que seguramente los demás nos describirían mucho mejor de lo que lo hacemos nosotros mismos, ahí entra la percepción y el autoconcepto… ¿Por qué cuando a alguien le va mal, lo alientas y lo motivas, pero cuando a tí te va mal, te hundes?
Estamos mal, ¿Cierto? Empecemos a hacer las paces con nuestro cuerpo, propiciemos una mejor relación con nosotros como somos, como nos vemos y como estamos. Finalmente, es con nuestro cuerpo con quien llevaremos la relación a más largo plazo que vamos a tener en la vida, es con nosotros mismos que nos vamos a quedar hasta el final.
Reconcíliate con la comida y tu eliges, porque finalmente tú eres tu mejor inversión, entonces, más vale ponerte a ello, poner atención y convertirte en prioridad. Dejemos de lado los estereotipos y hagamos la paz con nuestro cuerpo sea como sea, dejemos la moda y la tendencia, los estándares y las etiquetas, apelemos a vernos y sentirnos bien dentro de nuestra posibilidad. Entendamos que un cuerpo delgado no significa que estar sano al igual que un cuerpo con sobrepeso no es sinónimo de enfermedad. Es verdad que hay enfermedades que se asocian con el sobrepeso y te dicen que “por salud” tienes que estar delgado, pero también hay otras muchas enfermedades asociadas con la delgadez. Todo es cuestión de percepción y mi apariencia no determina mi valor. El físico “lindo” dentro de los estándares no es una condición social. Dejemos de cuestionarlo entonces, dejemos de tomar como un piropo comentarios como -¡Que bien te ves!… adelgazaste ¿no?, o por el contrario… -¿Qué te panzó? ¿Hace cuántos kilos no nos vemos? Por lo menos intentemos que el físico ajeno deje de ser el hilo de la conversación y tomarlo como parteaguas para hacer o recibir “cumplidos” e insultos.
Y la mejor actitud que podemos tener frente a la comida es respetar el que cada quien decida lo que come, pero también dejar de dar lecciones. Se trata de cuidarnos y cuidar a quien tenemos cerca, pero que cada quien elija. Hay quien claramente tiene el problema enfrente, lo ve pero no lo quiere ver porque si lo reconoce quiere decir que tiene que hacer algo al respecto para cambiarlo y no tiene la voluntad; si no son tus hijos quienes son tu responsabilidad, dejemos de elegir por los demás, dejemos de dar lecciones o hacer como que sabemos. Cada quien sabrá y elegirá lo suyo.
Para hacer elecciones inteligentes parto entonces de mi autoconocimiento, mi conciencia, confianza y seguridad, parto de empezar a querer lo que veo en el espejo y entender que la relación con mi cuerpo la voy a tener toda mi vida, que esa relación a largo plazo me acompañará siempre y me vale mas llevarla en paz que en guerra. Entonces, personalmente elijo dejar de hacer “dieta” restricciones infinitas como parte de mi vida para verme de cierta forma, para agradar a otros, para ser aceptada o encajar en estándares sociales. Abrazo mi cuerpo, me quiero y me acepto. Decidí cambiar la perspectiva para hacerme cargo de mi cuerpo y ser más observadora desde el punto de vista saludable y no tanto estético. Me quiero gustar a mi, quiero estar bien por mi y entonces ese estado de bienestar se reflejará y seguramente gustará a los demás también.
Que se haga viral dejar las dietas y que se haga tendencia conocerse y detectar los alimentos que nos sientan bien o los que nos sientan mal. Utilicemos esa información a nuestro favor para estar bien, para sentirnos bien porque lo que se ve es reflejo de lo que está pasando dentro de nuestro cuerpo. El aspecto es la punta del iceberg de infinidad de variables y para cada quien será distinto; para algunas personas su cuerpo refleja lo que sucede con la genética, para otras las hormonas, los malos hábitos, la salud mental o física… y hoy entiendo que detrás de cada cuerpo hay una historia, hay una lucha, hay algún tipo de inseguridad y somos nosotros desde lo individual que tenemos que empezar a quitarnos la venda de los ojos y dejar de juzgar, dejar de juzgarnos y elegir sentirnos bien, elegir comer de forma inteligente a modo que se adopten hábitos para llevar una alimentación sostenible en el tiempo y no seguir dietas de moda o recomendaciones de la vecina, se trata de crear hábitos y dejar de comer llenándonos de prohibiciones, con mil restricciones y más bien comer por elección inteligente y a favor de la salud en lugar de hacer o comer para modificar mi cuerpo.
Quiero comer y disfrutar dándome permiso, pero desde la conciencia plena con elecciones inteligentes. Me doy permiso sabiendo que mi físico no me define y que lo quiero cuidar para estar bien, con energía y sana, pero no para ponerme en el aparador y permitir que me juzguen los demás. Entiendo que el cuerpo importa y es mi imagen, es mi tarjeta de presentación y todos queremos vernos bien, ser agradables para los demás y gustarnos en el espejo, pero desde ahí agradezco el cuerpo que tengo y entiendo que mi cuerpo es sólo mío, que es el que me va a acompañar siempre y que va a ir cambiando a través de los años en las distintas etapas; hago lo que puedo para cuidarlo y a partir de ahí elijo hacer la paz con mi cuerpo, elijo lo que como, elijo abrazarlo amorosamente y dejar de compararme.
Registro de Propiedad Intelectual ©Mónica Cué
Comments