QUERER QUERERSE BONITO.
- Mónica Cué
- 27 dic 2022
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 11 ene 2023
Por Mónica Cué

Y así, cuando todos se van, quedamos tú y yo…
Tengo la fortuna de haber encontrado un buen amor. Y digo encontrado, pero en realidad es que un buen amor se elige todos los días.
Un buen amor no llega ni se mantiene solo, un buen amor no pasa en automático, un buen amor no es casualidad ni suerte; un buen amor se trabaja, se busca, se cuida, se procura, se comparte y se mantiene con intención y muchas ganas.
Si ya se logró lo difícil de una relación que es haberse encontrado entre millones de personas, ahora… hay que trabajar en lo aún más difícil que es mantenerse juntos.
Esto no es casualidad, no es suerte ni llega solo, hay que trabajarlo y de verdad hay que querer quererse, a pesar de… Y digo a pesar de, porque la convivencia diaria no es sencilla, se idealiza de principio, pero la realidad llega, las situaciones complicadas no se dejan esperar y las circunstancias van cambiando con los años.
La clave está nuevamente entonces en querer quererse, en buscar el modo, hacer acuerdos y amar sin dar nada por hecho. Elegir permanecer ahí o no todos los días.
El buen amor, procura el bien del otro. Con el paso del tiempo, eso es lo que se queda, el cuerpo cambia, la piel se arruga, la gravedad cobra factura, se pierde la vista, se pinta el pelo de blanco, la pasión pierde intensidad, se va transformando el físico, el dinero va y viene, los hijos hacen su vida, la rutina es otra; pero si lo hicimos bien, si construimos ese amor genuino, se queda ese querer quererse bonito que se va moldeando desde la realidad, desde la esencia, desde la raíz y lo más profundo. Se quedan los detalles, la personalidad y la persona que construiste desde dentro, se queda la convivencia que juntos fomentaron y el amor que alimentaron, se queda la persona en la que te convertiste por perseguir tus objetivos.
Se disfruta, se agradece la compañía, se atesora el tiempo juntos y respeto a quienes lo decidan de otra forma, pero personalmente estoy convencida que la vida acompañada se vive más contenta.
La vida en pareja supone un largo camino que hay que recorrer, con subidas, bajadas y por supuesto no exento de obstáculos, problemas y discusiones, pero también con grandes satisfacciones. Un camino que solo puede ser recorrido cuando las dos partes están de acuerdo y deciden emprenderlo, cuando se eligen todos los días, cuando tienen intereses y actividades compartidas, cuando los valores y prioridades están en el mismo lugar y desde ahí partir para sumar el proyecto individual de cada uno.
El amor y saberse amado no es la idea romántica de una eterna luna de miel. Es simplemente darse cuenta que amar es descubrir que el otro va a estar ahí para apoyarte si lo necesitas, levantarte si te caíste, empujarte si te estás dando por vencido, conocer tus más grandes miedos y aprender a vivir con tus demonios. Estar convencido y de manera recíproca ver que esa persona nunca va a hacer algo por molestar, pero también es compartir los momentos de alegría, los éxitos, los proyectos, los sueños e impulsarlos. Poder ser auténticos, congruentes, únicos, diferentes y saber que tienes una mano aliada con la seguridad de que en confianza mutua cada uno tiene su vida desde lo individual y no hay tentación o peligro que ponga en riesgo lo compartido.
Finalmente, cada relación tiene sus propios acuerdos, pero personalmente, entiendo la fidelidad como algo que se da de forma natural y sin esfuerzo, si quieres verdaderamente a alguien, no tienes ojos para nadie más, simplemente no dejas la puerta entreabierta. No entran excusas de que alguien más se metió en una relación; más bien fue quien estaba en esa relación quien abrió la puerta y dejó entrar a alguien más. La idea de querer quererse tiene base en el respeto y la confianza mutua, en la elección diaria de quedarse y disfrutarlo. Si no te acomoda, si ya no te convence, si no estás feliz, si tu elección cambia o si se rompió el hechizo; si alguna de las partes ya no quiere quererse, es válido y se puede entender, pero entonces a cerrar un ciclo adecuadamente antes de abrir otro. No te traiciones, no traiciones lo construido en conjunto por más conflicto que exista, agradece lo vivido y muévanse hacia donde consideren mejor.
Mientras más claros estamos con nosotros mismos, con nuestra esencia, con nuestro propósito, más cómodos estamos en nuestra propia piel, vivimos más plenos, más conscientes, seguros, más tranquilos desde lo individual y por lo tanto en pareja si así se decide.
Con el paso de los años cambiamos, evolucionamos, nos transformamos, y maduramos. Van a cambiar de gustos, el rumbo, las pasiones, los intereses; se potencian las manías, se acomodan las ideas, pero la esencia no cambia, y si se siguen eligiendo todos los días, si tienen un proyecto de vida conjunto, ese es el que mantiene la claridad de mente para ser y hacer desde lo individual pero en mancuerna.
Entiendo que un amor tampoco es la idea romántica de un para siempre y hasta la muerte, todo se puede acabar en un momento y así lo tenemos que ver. Así que más bien, elijo cambiarlo por un consciente -Te quiero para mi vida, te quiero para cada vida, te quiero para este momento, te quiero para mil ratos y así elijo querer quererte cada mañana y cada una a la vez.
Si tienes ese amor al que quieras querer bonito, un amor a quien elijas y quien recíprocamente te elija todos los días, abrázalo, cuídalo, valóralo y disfrútalo ¡es un tesoro!
©Mónica Cué
Es muy cierto se elige en la vida a quién querer pero hay que alimentar diario ese amor.