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Foto del escritorMónica Cué

SEAN FELICES… ¡VIEJAS MENOPÁUSICAS!

Por Mónica Cué


A mi me queda claro que en la vida, tenemos que elegir los lentes adecuados y a veces modificar la postura para encontrar una mejor perspectiva de todo. De nosotros depende la actitud con que elegimos transitar, la forma de abordar cualquier situación y lo mismo sucede cuando nos encontramos de frente a esta etapa de la que ninguna nos vamos a salvar, es por ahí que todas vamos a pasar sin importar la forma en que se quiera abordar. 


Es común, es más me atrevería a decir que es obligado el tema de la menopausia, la edad,  los cambios, las estrategias, los consejos, quejas y remedios de cada quien durante una comida entre amigas cincuentonas. La verdad es que independientemente de las quejas y recomendaciones que se intercambian a modo de terapia grupal, la menopausia sigue sin estar correctamente socializada.


Es común la negación cuando sacas el abanico y la de enfrente aunque también esté raspando los cincuenta y claramente está pasando por lo mismo, se niega a aceptar que llegó ahí y la reacción inmediata es -claro que yo todavía no estoy ahí, o -el doctor me dijo que todavía me falta un buen… ja, ja, ja… Podrán no tener síntomas evidentes aún, pero déjenme decirles que eso es querer tapar el sol con un dedo, les tengo noticias ¡Están ahí! Por más que lo quieran negar, llegaron a la raya. No quiero entrar en tecnicismos, pero siento decepcionarlas cuando les digo que aunque probablemente no hayan llegado al día uno, (porque el término menopausia aplica en realidad para UN sólo día), la perimenopausia, algunos de los síntomas que pueden no notarse de momento y cuando el cuerpo comienza a equilibrar y hacer ajustes ante la disminución hormonal empieza hasta diez años antes de que llegue ese día uno. La menopausia no es solamente -tengo insomnio, me dan bochornos, ya no me baja y estoy neuras, es mucho más complejo que eso y existen mil síntomas que se relacionan. Esa etapa cuando padeces los días de síntomas infinitos se llama climaterio y por suerte, eventualmente se termina, pero viviremos en menopausia el tiempo que nos quede por vivir a partir de ese día uno; es más, si nos queremos ver más intensas, es que pasamos más tiempo en menopausia que en edad fértil ¿Y entonces…?, ¿cuál es el problema? Si se limitan a resumir la plenitud de su vida al periodo entre los quince y los cuarenta o cincuenta, estamos hablando bajo ese criterio de tener treinta y cinco años para vivir cuando la expectativa de vida va en aumento, ¿Qué esperas que suceda?, ¿a ese breve tiempo limitas tu disfrute de vida?, ¿qué pasa con el resto de los años? Si nos va bien y llegamos a vivir ochenta, vamos a estar treinta años en menopausia ¡Treinta!, Más los quince anteriores de la niñez… ¿Perdiste entonces todos esos años?, ¿esos no vale la pena vivirlos?, ¿te diste por muerta?


Ahora, partiendo de ahí, sabiendo que alrededor de los cuarenta años (con o sin síntomas) empezamos un periodo con el que transitaremos el resto de nuestra vida, más nos conviene buscarle una mejor perspectiva, cuidarnos y prepararnos para abordarlo y transitar de la mejor manera. Hay mil estudios, información, herramientas  y profesionales que nos orientan y nos sugieren de manera personalizada el mejor camino terapéutico para sobrellevar y paliar los síntomas, no hay por qué padecerlo, hay que hacer lo que haga falta para estar bien y mejor.


Pero mi propuesta no va dirigida a dar recomendación alguna (no soy experta en ello). Va más bien hacia apelar por tomarlo con naturalidad, normalizarlo e informarnos nosotros, pero también informar a las parejas de quienes esperanzadamente recibiremos comprensión, apoyo y acompañamiento. Informarnos, pero también informar a quienes conviven con nosotros y de cierta forma lo “padecen” me parece primordial, lo pongo entre comillas porque no podemos ver a la menopausia como una enfermedad, es una etapa más de nuestra vida y justo eso es lo que queremos normalizar. No es una enfermedad ni tampoco una devaluación previa a la vejez.  


Todos tenemos etapas y cambios (las parejas y los hijos también), así que con naturalidad y como todas hay que tomarla, abordarla y transitarla lo mejor posible ¿Por qué satanizarla? Si la menopausia es una etapa más como la infancia o la adolescencia que además no es menor en cambios hormonales al igual que el embarazo o la lactancia; así también la menopausia, sólo que esta es una etapa adulta, más pausada que por lo menos en lo personal me parece una gozada. No quiero que se mal entienda, por supuesto que los millones de síntomas y afectaciones no son un disfrute, pero para esos hay remedios. Me refiero a que es una gozada entrar en una etapa de la vida en la que te encuentras, te priorizas y vives con más calma interior.


A ver si me explico mejor… Naturalmente las mujeres en la edad adulta, pasamos gran parte de nuestra vida viendo y haciendo por los demás -que a los niños no les falte nada, que la casa funcione perfecto, que los padres se encuentren bien, que el marido, que el trabajo, que la rutina y las mil actividades… Que esto y que todo a tope, sin freno y desbordadas de responsabilidades (unas propias y otras que asumimos sin necesidad), pero al final nos encontramos gran parte del tiempo volcadas en el bienestar ajeno o si somos espléndidas, pues digamos que levemente compartido, pero ¿Y nosotras a qué hora? 


Nosotras tenemos esta etapa para eso, me ha parecido que contrario a lo que se dice de ella, como que es la pesadilla mayor, el principio de la decadencia, lo más cercano al declive de la vejez y miles de otras cosas; me parece que esta etapa es de esplendor. Por supuesto que vamos envejeciendo, pero por qué clavarse ahí si es inevitable. Regresamos aquí a los lentes con los que se mira y a la postura que tomamos para verlo con mejor perspectiva. Lo digo fuerte ¡Este tiempo, es para nosotras! Para cuestionarnos, para reconstruirnos, para cuidarnos y escuchar a nuestro cuerpo. Es ahora que nos ponemos más atención, que nos nutrimos del alma y queremos ser mejores, es ahora que valoramos más, que agradecemos más, que cuidamos más la alimentación y hacemos elecciones más inteligentes porque si no el cuerpo nos cobra la factura carísima; es ahora que vemos que si no nos ejercitamos, el futuro cercano nos espera más limitado, ahora también que aunque es fuertísimo mirarse al espejo y encontrarse cambiada, nos dedicamos más tiempo para procurarnos y abrazarnos. 


Me parece que la menopausia es un periodo de trance personal para poner el foco en mí misma.


Para escuchar mi cuerpo y silenciar el ruido mental, para ponerme en mi lugar, dejarme de historias sociales que la señalan como si no fuera absolutamente natural para las mujeres y también para los hombres porque aunque tenga otro nombre, también los alcanzan la transición y los cambios, entonces… ¿Qué tiene de raro?, ¿por qué adjudicarse los prejuicios destructivos? Por lo menos yo elijo verlo así, me parece que parte de la madurez de esta etapa, debería reflejarse en esa aceptación de que estamos ahí, de que no hay vergüenza alguna por ello y de que con la cara en alto me elijo, me abrazo, me acepto, me cuido, me dedico tiempo y es ahora, justo ahora cuando el cuerpo me lo pide que es tiempo de frenar, reflexionar y tirar pa´lante sin miedo, sin vergüenza, sin pensar que estoy en declive; voy con ganas y disfrutando más tranquilamente de la vida. 


Es verdad que la menopausia tiene muchas aristas y por supuesto hay quien querrá vivirlo diferente, hacer como que no pasa, avergonzada y padeciendo física, mental y personalmente sin hacer nada al respecto más que quejarse; estar deprimida, mirando el futuro con miedo, o aferrada a la idea de lo que algún día fue, pero yo creo que eso solamente es quedarse estancado y no querer mirar para enfrente, no querer asumir la realidad, es voltearse para otro lado y perderse de la oportunidad de crecer y entender que hay que encontrar el sentido y el propósito que nos ofrece esta etapa. Cuando uno lo tiene claro, ese sentido y ese propósito nos sirven de motor para estar más conscientes, tomar acción sobre nosotras mismas y disfrutar más.


Hay que aceptar que nuestro cuerpo cambia, y nuestra mente también. Es que nada va a volver a ser como antes en cualquier punto que nos paremos a lo largo de nuestra vida. La realidad es que naturalmente nos cuesta cambiar, pero para evolucionar y ser mejores no queda más que hacerlo. Esta no es la excepción, hay que salir de la zona de confort, hay que aprender a verse distinto y eventualmente tomar un respiro para frenar, analizar y priorizar. Cuesta, pero la única forma de crecer es cambiando, la única forma de observar, es mirando detenidamente así que no nos hagamos bolas, entendamos la realidad en la que estamos paradas y vamos a voltear a vernos porque muchas veces nos colgamos de prejuicios y nuestra percepción nos miente. 


¡Vieja menopáusica! Te gritan por ahí a modo de insulto para no decir histérica, neurótica, o simplemente vieja, pero vamos a desmenuzar un poco esto. Si siendo mujeres, si quien está ahí aunque lo niegue se pega sola un balazo en el pie menospreciando y criticando a quien lo reconoce abiertamente y desde la ignorancia a sus casi cincuenta años dice -yo no estoy menopáusica, pues de ahí partimos porque la ignorancia es muy grande. Entonces el que se rían otros o digan ¡Vieja menopáusica! A modo de insulto no lo tomaré personal, sino como que viene, de alguien que habla desde la absoluta ignorancia, no hay agresión porque visto como yo lo veo, como una etapa de esplendor, de aprendizaje, disfrute y crecimiento personal, lejos de ser un insulto, es un halago. Ahí se los dejo… ¡Es que no se enteran! 


Entonces hablemos y normalicemos la menopausia, por favor informémonos acerca de ella y empecemos nosotras; vamos a socializarla como cualquier otro periodo de la vida, pongamos por fin el foco en nosotras, que justo esa es la oportunidad que tenemos enfrente y apreciemos los regalos que nos da esta etapa en lugar de clavarnos en los pensamientos auto destructivos o adjudicarnos etiquetas peyorativas que nos nos identifican. 


Utilicemos esta etapa de esplendor para voltear a vernos y tomemosla como la oportunidad de tener un nuevo principio porque insisto… Este tiempo es para nosotras. 


Sean felices ¡Viejas menopáusicas!


Registro de Propiedad Intelectual ©Mónica Cué


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