Por Mónica Cué
Y así… pasaron cincuenta años. Cincuenta que se dicen pronto, pero no dicen poco ni cuentan pocas historias. Cincuenta que porto orgullosa y me hacen sentir fantástica y agradecida de poder cumplirlos como los cumplo hoy.
Pero… ¿Amatista? La amatista es la piedra de mi nacimiento y me identifica en muchos aspectos. En bruto o pulida, con brillos y opacidades, aristas y profundidades; rígida, pero moldeable; la amatista, piedra semipreciosa que tiene las características espirituales y representativas de la intuición y la imaginación, es mágica y misteriosa con un fuerte poder energético. El color morado, mi favorito siempre; un color profundo, con personalidad y elegante, símbolo de locura y sensibilidad, tiene que ver con la delicadeza y la estética, el lujo y la feminidad.
Y digo soy como la amatista porque tengo muchos tintes y matices como ella. Siento que tengo dos formas porque existe esa ambigüedad entre la mujer fuerte, dedicada, rescatadora, clara y objetiva que actúa, que es resiliente, firme y estructurada; pero por otro lado, una mujer sensible y vulnerable, que tiene miedos y se oculta, que quiere contención, sentirse segura, cuidada y protegida, que está en movimiento, pero de pronto completamente estática aunque no una piedra.
La ambigüedad sigue cuando siendo adulto tienes sueños, pero también miedos y paralizan; necesitas refuerzo y tienes expectativas, pero a veces limitan, eres consciente que tienes personas queridas que te procuran, pero cuentas contigo misma para ser feliz, para resolverte y darte gusto. El día del cumpleaños trae sentimientos raros, porque se espera ser celebrada, recibir esa palmadita en la espalda y sentirse querida por los demás lo cual se agradece, pero es una sensación extraña porque la expectativa es muy grande y a veces dan ganas de saltarse el día “especial”, volverse piedra por un momento para verlo pasar y simplemente asumir el año más sin tantas esperanzas puestas en un día específico. Sin duda es un día parteaguas, pero también un poco forzado porque mi vida no la celebro un sólo día, la vida la celebro cada día.
Así que… Me hago cargo y disfruto mi día especial como quiero que sea, hago este día especial realmente mío y para consentirme, pero dejándome consentir también por los demás y haciendo a un lado la expectativa, abrazo ese nuevo año y celebro mi vida con todo lo que implica sabiendo que me tengo, que me cacho, que estoy y que agradezco tener oportunidad de seguir aquí y festejar un año más sana, acompañada, querida, capaz y viva. Me miro al espejo y no puedo más que decir gracias.
Hoy celebro mi paso por la vida y muy honrada apago cincuenta velas consciente de que se notan porque no soy una piedra. La piedra ve pasar el tiempo intacta, yo disfruto de mi tiempo, la amatista tiene un costo, yo tengo valor; ella tiene un significado, yo un sentido, ella tiene propiedades y yo emociones. Entonces, no soy una piedra porque siento, porque hago, me expreso y estoy viva ¡Vivo que es lo mejor de todo! Y mirar la amatista, aunque con tantas similitudes, me deja ver una clara diferencia y confirmo… Soy como la amatista, pero no una piedra.
Cumplo cincuenta años y lo digo fuerte y claro, no me quito ninguno, los porto honrada de haberlos podido disfrutar hasta hoy, son signo tangible de que estoy aquí presente y los puedo seguir disfrutando, es la mejor oportunidad para un nuevo comienzo, para abrir los ojos y gozar con todos los sentidos los que vengan. Me siento agradecida y con ganas; con ganas de seguir cuidándome, con ganas de seguir celebrando mis días, con ganas de seguir compartiendo con mis personas queridas, con ganas de ser, crecer y estar siendo protagonista de mis días ¡Espero que se me acumulen muchos más!
Los años pasan y se ven, se reflejan física y mentalmente, pero cada uno cuenta, cada uno vale, cada uno ha dejado aprendizajes y me ha marcado de cierta manera. No reniego de mi edad ni mi apariencia, no me quejo para nada de lo vivido; claro que soy consciente de que algunos años me han presentado situaciones difíciles y episodios que quisiera borrar, ratos en los que quisiera por un momento haberme convertido en piedra y ver algunos días pasar, pero han merecido la pena porque no por ello quisiera eliminarlos del calendario; cada uno me ha hecho crecer, cada año me ha traído alegrías, personas valiosas y me ha enseñado o me ha hecho madurar de alguna manera. Sin duda, llevar los años es un premio que me gané y por el que sigo estando donde estoy, como estoy y con quienes estoy. Así que los celebro y los recibo con alegría.
He vivido medio siglo de privilegios y llena de bendiciones. He sido una niña feliz, he tenido una juventud espectacular y llevo una vida adulta espléndida, así que no me queda más que estar agradecida y asumo mis años orgullosa, no me averguenzo de decir mi edad, no quiero cambiar mi apariencia en la que claramente se refleja el tiempo, no quiero retroceder el reloj, cambiar el número, ni quiero borrar lo que hoy soy ni cómo hoy me veo que literalmente representa una vida “mi vida”. Se reflejan alegrías y momentos tristes, experiencias, luchas, aprendizajes, lágrimas y también sonrisas infinitas.
Me siento realmente privilegiada ¡Y lo soy! Lo reconozco, lo agradezco, lo valoro y lo atesoro. Gracias a Dios y a la vida por que sí, porque me ha dado TANTO y porque hoy los puedo cumplir. Agradezco a los que con amor siempre están, a los que valoran mi presencia en su vida, a los que se fueron dejando rastro; a las nuevas amistades, a las que permanecen y a las que regresaron; a quienes están lejos, pero presentes; a los que han impreso su huella y a todos los que por elección han decidido quedarse en mi vida.
Espero continuar sumando años para seguir disfrutando lo que me falta por vivir, aprender y seguir siendo… Que empiece una fantástica vuelta al sol cargada de salud y sonrisas, de aprendizajes y crecimiento, de proyectos que emprender, palabras que decir y compartir, temas infinitos para escribir, retos, mucha salud y motivos para disfrutar con la oportunidad de seguir creando momentos de alegría compartida como hasta ahora.
Así que…¡Cumpleaños feliz para mí! Hoy es mi día especial. Celebro cada uno de mis años, celebro esta versión de mí que me gusta, celebro mi madurez y mi ser, celebro tener con quien compartirlo con salud y tanto amor, pero sobre todo, celebro poder estar y seguir siendo la protagonista de mis días.
¡Bienvenido sea un año más! Que se me acumulen muchos así. Con una sonrisa apago mi vela y puedo asegurar que “hoy los cumplo genuinamente feliz”.
Registro de Propiedad Intelectual ©Mónica Cué
Moni muy feliz cumpleaños. Amo leerte siento mucha similitud y empatia con lo que escribes.
Gracias por cada martes darnos unos minutos de reflexion y enriquecimiento personal.
Agradezco a Dios el tenerte como amiga