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Foto del escritorMónica Cué

TENEMOS QUE CAMBIAR PARADIGMAS Y ESTÁNDARES PREFABRICADOS.


Envejecer bonito, va mucho más allá de la apariencia física. El temor a los años lo han promovido principalmente los estándares de moda y belleza, tendencias y patrones temporales que son cambiantes de acuerdo a la época; pero nada más equívoco que pensar que la belleza es siempre sinónimo de juventud. Se puede ser bello a cualquier edad y verlo de otra forma, sería un error. Lo único que causa es ansiedad; ansiedad cuando eres joven por no cambiar, ansiedad en la mediana edad por no abrazar los cambios físicos y emocionales y ansiedad en la tercera edad por el tiempo que se va consumiendo, por lo que se queda atrás con un futuro incierto.


¿Con la edad todo se acaba? ¡Falso! La edad no termina con la alegría, el agradecimiento, el aprender diario y la ilusión. Lo que hace que todo esto se termine es la falta de ganas por vivir y por seguir disfrutando.

Vivamos cada día disfrutando de todas las etapas, trabajemos en nuestro interior y abracemos los cambios físicos, emocionales y mentales.


Quédate con las experiencias, la madurez, los aprendizajes, las risas, los errores, las alegrías y las vivencias que te han marcado. Cada etapa, cada edad, cada día vivido es una gozada y todas tienen su propio encanto. Vívelas amorosamente.


Soy todo lo que he vivido, soy todo lo que me he equivocado, lo que he llorado, lo que he disfrutado, lo que me ha empujado y lo que me he esforzado. Soy el amor que he dado pero también el que tan agradecida he recibido, soy el recuento de todo eso y me hace muy feliz mirar atrás con amor y regresar genuinamente feliz.


La edad no es determinante para dejar de disfrutar y dejar a un lado la alegría. Sí que es verdad que hay pérdidas inevitables con el paso de los años, pero también se ganan muchas otras cosas.


No tenemos manera de detener el tiempo y Todos queremos vernos bien frente al espejo, sentirnos cómodos en nuestra piel pero… necesitamos hacer que suceda, necesitamos cambiar hábitos, desaprender conductas y pensamientos heredados, hábitos e ideas que se perpetúan sin darnos cuenta y que no nos están acercando a lo que queremos ver en ese reflejo. ¡Cambiemos la perspectiva! Cuestionemos lo que hasta hoy ha sido, lo que me ha hecho ser, formemos nuestro propio criterio y actuemos en consecuencia.


Basta de caer en prejuicios ajenos, que si la belleza no tiene estrías, que si la lonjita es fea, que si nada de pelos, que con maquillaje para favorecerse, que si las arrugas te hacen vieja, que si las canas se pintan, que si esa ropa no es para tu edad, que si… que si… No te dejes llevar por estándares prefabricados y muestra tu belleza como a tí mejor te parezca a la edad que tengas.


Es imposible evitar el proceso natural de envejecimiento, no podemos ocultar ni borrar los rastros de los años, no podemos regresar los días a cuando teníamos 20 para cuidarnos, tomar decisiones más inteligentes sobre nuestro bienestar, ni usar protector solar todos los días para ver los resultados hoy a nuestros 50. Lo hecho, hecho está, la información y conciencia que hoy tenemos sobre el cuidado de la piel y nuestro bienestar general, no la tuvimos entonces. Pero, aún con el paso de los años encima podemos hacer mucho por nuestra piel y sentirnos orgullosos de nuestra belleza a cualquier edad. Para tener una piel bonita, que se vea cuidada y lozana se necesita constancia, tiempo y una rutina adecuada ¡no esperes milagros!


Así que seamos claros con nosotros mismos, el elegir envejecer bonito, va directamente ligado al arte de quererte bonito, hablarte bonito, verte bonita, procurarte, cuidarte, aceptarte y valorarte por lo que eres y no por cómo te ves. No pierdas la alegría.


No pierdas tiempo en sentirse inadecuada, estás bien y bonita sin importar tu edad. Así como lo tienes que asumir, cambiemos paradigmas, rompamos ideas y estándares que impone una industria y pongamos más bien el objetivo de cuidarnos, de cuidar nuestro cuerpo y hacer que nos dure más tiempo en buenas condiciones desde dentro; eso, se refleja también al exterior. Un cuerpo sano, es sinónimo de una actitud sana, una piel lozana, una energía saludable y un semblante que lo transmite. Ahí es donde tiene que estar el foco y a disfrutar, a disfrutarnos y aceptarnos en presente.


©Mónica Cué



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